sábado, 30 de abril de 2016

Una lágrima por los muertos se evapora, una flor sobre su tumba se marchita. Resiliencia

Una lágrima por los muertos se evapora, una flor sobre su tumba se marchita. Solo de esa forma empieza la historia del día de hoy producto de la trascendencia de días anteriores como el 16 (de abril).
Empezaría contando más historias que rondan por el caudal de mis pensamientos, pero nada más se recuerda:

Ecuador, son casi las siete de la noche; en mi caso es como un día normal rutinario (pero que no tiende a monotonía porque ando flipando con algunas ideas nuevas). De repente siento que he empezado a marearme, pero —no es un mareo— es un temblor. Todo se agita; la tierra tiembla, y todos los seres humanos y lo que han construido son algo que podría llamarse nada ante la fuerza de la naturaleza. Algo que pensaba iba a durar por un momento se ha extendido más de lo normal, es que si alguna vez sentí un temblor fue corto y no de alta intensidad.

En medio del momento eterno-efímero me llama la atención el llanto de una madre que no piensa en ponerse a salvo, no. Solo quiere encontrar el teléfono para llamar a su nieto que está en una casa cercana. Mientras tanto yo sigo perplejo con la esperanza vana de que ya va a parar todo esto. Más nada de lo esperado sucedió, un cuadro con una foto mía sigue agitándose, toda la estructura de bloque y hormigón oscila de oeste a este. Pasa más tiempo y todo para. Estoy bien.

Lo primero que he ido a buscar es el reporte en Twitter del Instituto Geofísico; dice que hubo un sismo de 6,5 grados en la escala de Richter y el epicentro es en la Costa. Luego, ningún trending, pocos hashtgas y nada de información en la radio ni en la televisión.

Pasan cinco minutos y empiezan a aparecer las primeras fotos, reacciones... No sirven los teléfonos, los focos de la casa empiezan a tener una alteración en su voltaje... Ningún medio local dice algo. Entonces pienso, ¿habrá sido muy fuerte?/// Por otro lado, ¿cómo las redes sociales cambian nuestro mundo, nuestra realidad? Porque el único medio para saber que pasó algo, para transmitir información, era una red social. Por cierto, ¿qué es información?
Por otro lado me indigna la "rapidez" de los medios de acá para informar, mejor dicho, me sorprende la ralentización que muestran en este tipo de situaciones. Hasta recibí un mensaje de alguien de Chile que ya sabía que ocurrió un sismo, y acá nada.

Como sea empiezan a parecer más reportes, ahora ya no es de 6,5 el "temblor", resulta que fue un terremoto de 7,8.

Me quejo en Facebook de la falta de información, alguien me dice que hallaron el primer muerto... Horas después, alguien me dice que hay más de dos decenas; termino diciendo que hay más de cuatro decenas.

Por acá los vecinos están afuera de sus casas. Todos están asustados, me incluyo yo. Me pongo a pensar en la incertidumbre de la vida, es decir, la certeza de que vamos a morir. Me pregunto, ¿cómo es que en un instante la vida, muere? ¿Qué pasa ahí?

Así podría nombrar más cuestiones acerca de la muerte y algunas cuestiones existencialistas.

Esto me recuerda la pregunta, ¿por qué vivir? ¿para qué hacer lo que haces?

...

Pasa un día, ahora todos los medios cubren la noticia: hay muchos muertos, edificios y casas caídos. Manabí, Esmeraldas, Guayas las provincias más afectadas. Estoy absorto.

Por un lado podría hacer un texto con la impotencia que me causa el hecho de estar en un lugar  "seguro" mientras que alguien a unos kilómetros de mi ciudad está debajo de escombros.
Por otro lado, podría decirse que lo que es, es ¿?.

Hay más réplicas, desaparecidos, muertos; ¡esperanza también!, porque han encontrado a personas vivas debajo de la destrucción.

Aviones que llegan con panas de otros países, irónicamente según los medios el primer país en ayudar fue Venezuela.

En este contexto, observo una sicosis de la gente: todos ayudan, todos donan, todos están conmocionados, todos.

En otro contexto: los eruditos explicando el por qué del terremoto (alguien criticando por qué no pudieron predecirlo); los utópicos pensando en estudiar terremotos para un día predecirlos; los realistas dando más explicaciones; los mentirosos haciendo videos y editando imágenes en redes sociales; los fieles orando; los militares entrando al infierno; los socorristas también; los políticos haciendo algo; los periodistas, informando.

En la "zona cero" se aglomeraron tantos voluntarios que fueron abofeteados por la sicología (¿se imaginan ver destrucción y caos?), y también les golpeó la enfermedad; ahora hay que socorrerlos a algunos de los voluntarios.

Más réplicas otra vez, y sigue el movimiento de la gente.

He entrado en un debate conmigo mismo, es que a veces me frustran muchas cosas que pasan a nivel mundial y en la cuadra de mi casa o en mi universidad. Podría escribir también una crítica a la sociedad y el mundo. Y ahora un desastre natural.

Entonces, surge otra idea. Una vez me pregunté ¿cómo revolucionar, cambiar? Entonces, eso empieza por uno; por la sonrisa que brindás en tu diario vivir, con un trabajo bien hecho, con el servicio a los demás. Esto de servir, me recuerda al mensaje que alguien me contó que le dijo el jefe de los Topos de México, que es una división de rescatistas especializada, con sedes en algunas partes del mundo y una trayectoria impresionante. El mensaje era que primero hay que olvidarse del ego, estar enfocado en servir. "¡Eso puto!" Algo así como decir:

solo merece vivir aquel que por un noble ideal está dispuesto a morir

Entonces, para no seguir haciendo de esto una letanía, solo quiero decir que esta vida es como la obra de arte poetizada que la pintamos y cantamos nosotros. Se aplica lo que en pasó con las estructuras: ser como el bambú, como una caña;  no ser rígidos como los troncos o el concreto. Luego de grandes agitaciones el bambú que es flexible sobrevive, es fuerte; esto a nivel físico y metafísico.
Es como dice Bruce Lee: "los más flexibles son los más felices". "La forma sin forma", "el no camino como camino, la no limitación como limitación".

En estos momentos, para mi gente de Ecuador recuerden que somos como

¡el puño que se levanta, la voz que no se calla, el guerrero con el que no contabas!

Es menester ayudar, no en nombre de una persona, de una ciudad, un país; sino en nombre de la humanidad. Uno aporta su granito de arena de muchas formas al mundo, y estoy seguro que una de ellas es cuando uno se revoluciona, y principalmente se desapega del ego.

He dicho "una lágrima por los muertos se evapora, una flor sobre su tumba se marchita" porque estoy seguro que lo que va a perdurar, lo que va a trascender es nuestro legado, lo que dimos al mundo mientras estuvimos vivos. Todo, absolutamente todo, se va a descomponer, aquello que se acumula también. Tal vez sea aplicable la idea de que "el aprendizaje no es un acumulamiento diario, sino un desechamiento diario". Lo que va a perdurar es lo que dimos al mundo.


Un momento de silencio por nuestros muertos.

A todos los familiares de las víctimas: ¡Mucha Fuerza!

A Tod@s Aquell@s que brindaron su ayuda al instante del desastre,
A Tod@s l@s que siguen brindando su ayuda y a l@s que lo seguirán haciendo y lo harán:
 ¡Gracias Infinitas de Corazón!

Todavía queda mucho por hacer, por reconstruir, no solo a nivel físico, sino en muchos corazones.